En mayo de 1902, la ciudad de Santiago fue testigo de un acontecimiento que marcaría el inicio de la historia automotriz en Chile. Se trató de la llegada del Darracq modelo C, un vehículo francés con un motor de un cilindro y 745 cc, que generaba 6 ½ caballos de fuerza y contaba con una caja de cambios de tres velocidades accionada desde la columna de dirección, el cual fue adquirido por Carlos Puelma Besa.
El Darracq modelo C era un coche ligero de dos asientos, con tracción trasera y un eje de transmisión que permitía desplazarse por las polvorientas calles de la capital. Su motor ruidoso y su diseño innovador captaron la atención de los ciudadanos, quienes, hasta ese entonces, nunca habían visto un vehículo sin caballos.
La llegada de este automóvil causó gran expectación, y los habitantes de Santiago observaban con asombro cómo este artefacto se movía sin necesidad de ser tirado por animales. Algunos lo consideraban una maravilla tecnológica, mientras que otros lo veían con recelo, preguntándose si realmente sería útil en un país donde los caminos aún no estaban preparados para este tipo de transporte.
Carlos Puelma Besa no se conformó con recorrer Santiago, y decidió aventurarse en el primer viaje en auto a Valparaíso y fue acompañado por Juan Cornisch como copiloto. El trayecto, que hoy tomaría menos de dos horas, les llevó diez horas, un verdadero hito para la época. También logró llegar hasta Portillo, demostrando que el automóvil podía conquistar terrenos más difíciles.
Poco después de la llegada del Darracq, el francés César Copetta, pionero de la aviación en Chile, importó dos autos más de la marca De Dion Bouton, los cuales fueron adquiridos por Juan Chessebrouth y Luis Montes Valdés. Tiempo después, César Copetta se convirtió en piloto de las primeras carreras de autos en el país, y también fundó el primer taller mecánico junto a su hermano Félix.
¿El Darracq fue realmente el primer auto en Chile?
Aunque la historia oficial señala al Darracq de Puelma Besa como el primer automóvil en Chile, existe una segunda versión, ya que según señalan algunos relatos, en abril de 1902, un mes antes de la llegada del Darracq, un vehículo construido en la fundición de Gilberto Hodgkinson habría circulado por los fundos de Graneros. Este auto, con un motor de 4 ½ hp, alcanzaba velocidades de 8 a 10 km/h, lo que sorprendió a los habitantes de esa zona.
Sea cual sea la versión correcta, lo cierto es que la llegada del automóvil marcó el inicio de una nueva era en el transporte chileno, comenzando como una curiosidad para pronto volverse una necesidad, dando paso a la evolución de la industria automotriz en el país.